Estaremos siempre profundamente agradecidos a Renata Enamorada por hacer este sueño posible. A miles de kilómetros de casa, y con una idea de boda alejada de lo típico, hacer una boda siempre nos había parecido algo imposible. Pero Vanessa lo consigue todo. Lo que parece imposible y lo que aun nadie ha ideado. Vanessa es una artista de las bodas. Crea, personaliza, soluciona y se implica de manera incansable de todas las maneras posibles para que el gran día sea perfecto, donde el respeto a las preferencias de los novios siempre está en primer plano . Previsora y planificadora, con una tranquilidad admirable, Vanessa se apasiona con cada detalle. Ella necesita las bodas para ser feliz tanto como el mundo de las bodas la necesita a ella.
Ella y su equipo fueron nuestras manos, poniendo en firme y haciendo realidad lo que para nosotros solo eran ideas subjetivas y sensaciones. Vanessa supo conocernos y entendernos, mimetizándose con nosotros para crear un día inolvidable. Nunca nadie dudó que la boda fuera nuestra. Ella llenó de nuestra esencia todos los detalles. Nos aconsejó y fue nuestro mayor apoyo en los días de miedos y dudas. Se implicó con toda su profesionalidad y corazón en este proyecto.
Nosotros queríamos hacer que nuestros invitados se sintieran especiales. Que ese gran día fuese también un regalo para ellos, y que se sintieran como en casa. Y Vanessa nos construyó un hogar por un día para disfrutar y emocionarnos como nunca antes lo habíamos hecho. Ni nosotros, ni nuestros invitados. Haciendo sentir especial a cada uno de ellos.
Y así es como Renata Enamorada hace sueños realidad. Indispensable e inigualable, para nosotros, ella es un antes y un después. Lo que ella hace con sus bodas no tiene precio. Y lo que ella ha aportado a nuestra vida no conseguiremos nunca agradecérselo del todo. Por haber tenido el placer de conocerle, por todos esos ratos que aún nos quedan por compartir, por habernos regalado el mejor día de nuestra vida dándonos a todos un día de felicidad máxima y única, UN MILLON DE GRACIAS . Hoy, desde entonces y gracias a ti, somos muchos los que no podemos parar de sonreír.
Natalia y Raúl, 30 de marzo de 2019