{Juraría que había escrito y publicado este post, pero haciendo repaso y organizando el contenido del blog me he dado cuenta de que no lo había hecho. Una de las bodas más especiales que he organizado y decorado y yo sin enseñaros y contaros la historia que había detrás… (hecho este inciso, ¡os lo cuento todo!).}
Desde Australia hasta Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), así es, ese fue el trayecto recorrido por María y Abraham para darse el sí quiero el pasado 3 de septiembre de 2016, hace ya un año de esta boda pero sigue siendo para mi una de las más especiales… así que creo que aunque tarde, merece la pena que os la cuente con detalle.
María, natural de Cádiz, Abraham, natural de Barcelona. Se conocieron en la ciudad condal mientras María estudiaba en ella y tras varios años de noviazgo decidieron cruzar el charco y emprender una nueva y forma de vida en Australia, casi nada, ¿verdad?
Y desde allí, cuadrando horarios se pusieron en contacto con nosotras para llevar a cabo la primera reunión de organización. A priori, las ciudades objetivos eran Sevilla y Cádiz pero estaba condicionado por el lugar de celebración, que encontrarlo no se percibía como objetivo fácil: tenia que tener alojamiento para al menos la mitad de los invitados, bien el mismo lugar de la boda o muy próximo al mismo, tenia que ser un lugar con carácter, con gran belleza, con el que se sintiesen identificados, si además mezclaba los conceptos moderno- antiguo, entonces ya…
Yo creo que no le he dedicado más horas a buscar lugares idílicos en mi vida pero esto me ha permitido conocer multitud de lugares de ensueño. Al final, ¡lo conseguimos! Se lo enseñamos el último de un listado de cinco seleccionados de, ¿al menos cincuenta? ¡o más! Y fue un flechazo para ellos. Yo sabía que les iba a enamorar, pero como no era un lugar difícil de gestionar (multitud de escaleras, distintas ubicaciones, tipo laberinto…) necesitaba que fuesen ellos los que lo valorasen y viesen con sus propios ojos… la belleza del lugar, junto con el hecho de ser un hotel con una decoración exquisita y una gastronomía más exquisita aún nos hizo elegirlo sin lugar a dudas. El lugar: La Posada de Palacio, un hotel en el centro de Sanlúcar de Barrameda con un encanto único, una decoración minuciosa y detallista, de revista y una cocina deliciosa, ¿algo más se puede pedir?
Bueno sí, pedimos que los juzgados de Sanlúcar fuesen bonitos, que estuviesen cerca – justo enfrente de La Posada- y que hubiese disponibilidad para nuestra fecha, ¡y así fue! Y es que cuando las cosas están para ti no hay inconveniente que se resista.
El día que hicimos la visita a La Posada fue el día que nos conocimos en persona y una semana más tarde ya teníamos solicitados y puestos en marcha todos los trámites en el juzgado. A partir de este día se sucedieron las llamadas de skype para seguir organizando el resto de detalles de la boda.
El fotógrafo y videografo estaba muy claro, Albert Eritja, amigo de la pareja y profesional sin lugar a dudas, solo tenéis que apreciar las fotografías :-)
El vestido de María se lo compró en Karen Willis Holmes, en Australia… recuerdo perfectamente el día porque aunque no estaba presencialmente si que comentamos cada uno de los diseños vía móvil hasta su elección. Uno de los vestidos más bonitos que he visto nunca, sencillo tan solo lo cubría su preciosa pedrería. Sus zapatos fueron comprados en una de sus visitas a París, en Charles Kammer, otra belleza.
Del maquillaje y la peluquería se encargó Irene Taviel, para mi una de las mejores profesionales del sector en Andalucía y España y mi tranquilidad cuando la recomiendo y mis novias dicen que sí.
La ceremonia civil se celebró en los Juzgados de Sanlúcar, ubicado justo enfrente de La Posada, una ceremonia sencilla y breve, tal y como querían los novios, pero en el que las lágrimas y las sonrisas pusieron sus amigos y familia.
Tras la ceremonia, en el patio interior de La Posada les esperaban a los invitados un buen y fresquito rincón de cócteles – mojitos y caipiriñas- para ir haciendo cuerpo al cóctel que comenzaría una horita más tarde en la terraza.
Y tras el cóctel, donde pudimos disfrutar de las delicias del Restaurante El Espejo Gastrobar, restaurante que lleva la gastronomía de los eventos que se celebran en La Posada, con un trato por cierto exquisito, pasamos a la cena, en la Bodega; donde se agradeció el frescor de la estancia, pues recordamos el 3 de septiembre como uno de los días mas calurosos del verano.
Una cena que transcurrió cuanto menos aburrida pues los amigos de la pareja, procedentes de países de todo el mundo se encargaron de animarla continuamente, desde desnudar al novio y hacer a la novia que lo vistiese de nuevo hasta pedir distintas canciones para bailar o regalarle la casa de Up en la que los globos contenían el dinero que ellos deberían sacar.
Del ramo, las lámparas de olivos y los centros de las mesas, otra mano derecha para mi por su creatividad, diseño y disponibilidad siempre, se encargó Cotton Candy, visita recomendada a su floristería ,por cierto, si vas a Conil.
María es diseñadora, así que la propuesta de diseño y decorativa fue un trabajo que hicimos de la mano y de una forma muy especial. Un proyecto decorativo siempre empieza con su diseño y papelería, y ésta fue especialmente marcada por María. Empezamos por la invitación un trabajo artesanal hecho a mano por Les Chevalets, a través de estampación y cuyo diseño, realizado por la novia era ya una pieza especial para comenzar a crear.
María diseñó todas las piezas, desde la invitación hasta la minuta, el sello de la boda, la etiqueta que decoraba los azulejos (convertidos artesanalmente por nosotras en posavasos) para regalar a los invitados, hasta el kit de bengalas y todos los carteles de la boda.
La Posada de Palacio está decorada por su dueña, una persona con un gusto exquisito y en el que el mobiliario y todos sus complementos no están ubicados ni dispuestos al azar. Se trata de mobiliario del siglo XVIII en su mayoría, gran parte restaurado que recrea tiempos pasados y señoriales, habitaciones, entradas, salones y pasillos decorados con muebles de época, elegantes telas y pinturas originales que crean una atmósfera distinguida y única en el lugar.
Para contrarrestar este diseño le propusimos a los novios utilizar para las piezas claves de la decoración el metacrilato, dándole un contraste totalmente moderno al espacio y a cada uno de los rincones. El diseño de María, simulando los azulejos andaluces era moderno, limpio, dinámico y encajaba a la perfección con el metacrilato y la limpieza que este material y contraste que aportaba al lugar.
Este material junto a la flor y a la tonalidad de la paleta de colores elegida fue la clave del proyecto creativo de decoración. Un trabajo, que personalmente a mi me enamoró.
Tras la cena, volvimos de nuevo a la terraza para iluminar el baile de los novios con bengalas. Un momento mágico, en una noche de verano como la del 3 de septiembre.
Y de amenizar la fiesta, se encargó el DJ Taly, un éxito rotundo también.
La boda de María y Abraham, fue una boda muy especial. Ellos, me dejaron trabajar con total libertad, comentando y proponiendo juntos cada detalle, teniendo en cuenta mis consejos y recomendaciones y valorando nuestro trabajo en todo momento.
Fue una boda especial, con un ambiente único, una boda que contó con un gran equipo, porque en una boda no sólo participamos nosotras, todas las personas que intervienen cuentan, comenzando por los novios y terminando por el último camarero que te trata con una sonrisa sean las que sean las horas que lleva trabajando. Una boda es un trabajo en equipo y creo que en esta conseguimos que tanto los invitados como los novios, todos los proveedores y el equipo de Renata mantuviésemos la sonrisa durante días y semanas.
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