Hoy inauguro nueva sección en el blog, un espacio dedicado especialmente para vosotros: los novios. Quiero darte un huequito de mi blog, quiero que haya en él un poco de ti, de vuestra historia, de vuestra boda, la haya organizado Renata o no. Porque este espacio lo escribo cada día para ti y quiero que formes parte de él.
Si hay algo que siempre me ha fascinado son las historias, especialmente las de amor. Hoy abro este espacio para que me cuentes la tuya, e inauguro esta sección con una historia de amor, que desde mi cercanía siempre he definido de pasional. Los protagonistas son Ana y Antonio y hoy os cuento su historia de amor y os muestro su boda, original y única, totalmente una boda hecha por y para ellos.
Ana y Antonio se conocieron en 2006. Ese año, Ana estaba trabajando de camarera en un bar y Antonio, acudía tras terminar de trabajar por las tardes con un grupo de amigos. Ana, una persona extrovertida, risueña y un poco loca, como ella misma se describe siempre se ha sentido atraída de una forma especial por los chicos tímidos e introvertidos y así es Antonio. El refrán de que los polos opuestos se atraen es más cierto que nunca en esta historia.
No había tarde, o noche (según el turno de Ana) que Antonio no fuese a “tomarse algo”, a acompañarla. Tras meses de café, de jornadas de trabajo compartidas, Ana decidió pedirle su teléfono y con él empezó un intercambio diario de mensajes, unido a desayunos compartidos antes de empezar a trabajar él y al terminar ella. Y así comenzó la historia de amor.
Dos años después, en 2009 tras disfrutar de un genial viaje a Jamaica decidieron casarse: “Surgió con un juego. Yo no necesitaba una alianza ni un papel firmado pero nos apetecía juntar a todas las personas que eran importantes para nosotros y celebrar que nos habíamos encontrado al fin”… me cuenta Ana. Y me confiesa que su primera lista de invitados era de… ¡300! ¡300 invitados!
Al llegar a España empezaron a ver haciendas, a hacer el presupuesto y a organizar todos los preparativos y a medida que iban avanzando se dieron cuenta que este tipo de boda no era realmente la que querían. Antonio quería una boda íntima, Ana, tiene una familia enorme. No sabían como hacerlo pero al final se sentaron y llegaron a un consenso y decidieron que se quedarían únicamente con las personas imprescindibles en su vida con la idea de hacer una boda más pequeña, más intima en la que pudiesen disfrutar de todos los invitados y así consiguieron reducir su lista de invitados a 120 personas.
Tres meses antes de la boda me comunicaron que el ayuntamiento no hacia bodas en agosto. Tras llorar y patalear se nos ocurrió que alguien que nos conociera bien a los dos pudiese oficiar la ceremonia, y así lo hizo, nuestro amigo Salvatore que supo captar toda nuestra esencia y nos preparó una ceremonia íntima y totalmente personaliza para nosotros.
Y cómo además de boda íntima querían una boda informal en la que lo principal era compartirla con la familia y amigos decidieron hacerla tipo cóctel, sin mesas de por medio y en el núcleo urbano, un lugar cómodo para todos, sin problemas de coche o autobuses, en la Casa del Arte de Dos Hermanas, antigua biblioteca municipal. Un lugar cercano, conocido por todos, con sabor añejo y buena cocina típica del lugar.
““Siempre recordaré a Manolín Mendizabal, el dueño del bar de la Casa del Arte”, me preparó una sopa de tomate especialmente para mí que me tomé sentada en la barra con el que ha sido para mí mi padre, mi tío Félix. Una barra de bar, un botellín de Cruzcampo, una sopa de tomate y mi tío al lado rebosando de orgullo, un momento que jamás olvidaré, así sí, así quería que fuese mi boda”.”
Ana y Antonio se casaron el 8 de agosto de 2009. Y fue una boda tan especial como ellos mismos.
No es que marcasen la diferencia es que crearon la boda que ellos siempre habían querido, con la que se sintieron ellos mismos. Y fue una boda emotiva y divertida al mismo tiempo. Con muchos nudos en la garganta y muchas sonrisas para tragar y continuar con la fiesta. Una boda en la que se derrochaba amor por cualquier rincón.
Ana quiso verse reflejada en todos los detalles y el primero de ellos fue su vestido, diseñado especialmente para ella, creó el vestido con el que se sentia ella misma. Sencillo, adecuado a su cuerpo, a su estilo, a su forma de vestir, hecho especialmente para sentirse ella misma en todo momento.
Antonio también quería sentirse él mismo así que decidió que el día de su boda, sus Converse también le acompañarían.
Ella me cuenta que uno de los momentos más especiales y duros emocionalmente fue cuando se estaba vistiendo con la ayuda de su hermana Pepi y le puso un guardapelo con las fotografías de sus padres que habían fallecido cuando Ana era niña y que su hermana se había hecho especialmente para su boda y en ese momento le tocaba llevarlo a ella. Fue un momento muy especial porque mis padres siempre estarán conmigo pero ahora tenia un trocito del sentimiento de mi hermana hacia ellos también.
Durante la ceremonia llevaron a cabo el ritual “Feng Shui”, en el que dos peces que se encuentran en peceras independientes se unen en una misma. El pez dorado es considerado como buena fortuna y para el budismo es uno de los 8 símbolos de Buda. Este ritual aporta buena suerte y prosperidad en el matrimonio.
Tras la ceremonia, comenzó el cóctel y tras éste la fiesta. Ana y Antonio bailaron “Vivimos siempre juntos” de Nacho Cano, una versión en que la primera parte de la canción era cantada por su autor y la segunda forma parte del musical “Hoy no me puedo levantar”. Con ella abrieron lo que fue una de las fiestas mas divertidas en las que he estado y de las que he disfrutado. Una auténtica fiesta del amor.
Ellos querían una boda memorable y vaya si la consiguieron.
Y aquí siguen, después de ocho años de relación y casi 5 años y medio de casados. Decidiendo como si fueran uno, respetándose la individualidad de cada uno y ayudándose a crecer.
“Cómo decía anoche María Belón, enamorada ya no estoy pero lo quiero 10.000.000 de veces más que aquel 8 de agosto de 2009 y reconozco que hay muchos momentos en que lo miro y las mariposillas revolotean” termina Ana su historia.
Yo creo que sí, que están más que enamorados, ¿o no lo notáis en esta fotografía actual?
Y ahora, es tú turno, ¿me cuentas la tuya? Escríbeme a vanessa@renataenamorada.com estoy deseando conocerla.
*Fotografías: Mercedes Barbarrosa.
8 respuestas
Precioso!!! Muchas gracias por dejar aquí mi historia homenajeando a tantas personas especiales en mi vida… Eres una artista y vas a tener toda la suerte del mundo porque te lo mereces y eres una luchadora!!!
Gracias a ti! Por hacerme partícipe de tu boda y querer compartirla conmigo y con el blog! :-) Un beso muy muy fuerte!
Verdad q nos lo pasamos estupendamente! Una boda personal, intima pero preciosa a la vez!! Me encanta la ultima foto Pons!!
Valme, ¿y tú?, ¿te animas a contar tu historia?
Yo no soy nada objetiva en este caso, pero una de las mejores bodas a las que he ido. (Yo no te cuento la mía, sino te hundo el negocio, jajajajajaja) Gran trabajo
Jajaja! Pepa! Espero la tuya para el próximo mes! :-)
Me ha encantado el trabajo que has realizado, me parece alucinante y totalmente plasmada la realidad, me has transportado al momentazo. Muchos besos y muchas gracias.
Gracias a ti, Antonio! Primero por dejarme vivirla en primera persona y ahora por dejarme compartirla! :-)